25 de febrero de 2010

TRISTE

Triste como un copo de nieve derretido en un charco. Como una margarita deshojada, desnuda de esperanza. Triste como una baraja sin as de corazones, como un parchís sin dados. Triste como besarse en público y dormir en camas separadas. Triste como una lágrima que no corre mejilla abajo, como un yunque anclado en el pecho. Triste como un domingo de lluvia. Como una semana sin nada, como una vida acabada. Triste como esta canción sin melodía, como una cantante afónica. Triste como un poeta ciego, como un sentimiento sin verbo. Triste como el repetido sabor del tabaco, como comer desganado. Triste como la muerte de una madre, huérfano de cariño. Triste como un cómico desangelado, como un amante destronado. Triste como un cumpleaños sin invitados, como una silla sin patas. Triste como un filósofo con alzheimer, como un actor sin público, como un escritor manco. Triste como regocijarse en la tristeza. Triste a la espera de un feliz porvenir.

4 de febrero de 2010

¡¿Qué es esto?!


Personalmente, me declaro un gran admirador de la gente que intenta. Me enternece el esfuerzo y la búsqueda por conseguir unos objetivos. El otro día topé con esta imagen de una mujer que intenta algo, pero qué. Me envolvió la ternura y la duda, entre otras tantas cosas, a juzgar por la imagen. Pero también, dado mi carácter curioso, empecé a pensar: ¿¡Qué coño estás haciendo, tía!?

Mi primera opción fue: intentas mear, claro. ¿Pero así? Así, claro. Debe ser una demostración aeronáutica del cálculo del líquido en caída libre, dentro de la taza, atraído por la fuerza de la gravedad. Un ejemplo de la facilidad práctica de las teorías físicas modernas aplicadas a la cotidianidad. No es una borracha, es un portento contemporáneo de la física. Demasiado rebuscado, quizás. 

Probemos otra opción. Es una reedición posmoderna de la fuente de Duchamp. Otra muestra de la ejemplaridad intelectual de nuestra protagonista. No, demasiado intelectualiode.

Otra. Es una ejemplificación del Manenkenpis en proceso de restauración. No, igualmente pedante y rebuscado.

Quizás está esperando una visita a domicilio de un proctólogo, por sus problemas con las hemorroides, y está lista y dispuesta. Vamos, ¿Quién se cree esto?

Puede que esté esperando a su novio, que ha vivido varios meses en el extranjero, y quiere recibirle con las "puertas abiertas". Tampoco, ¿dónde queda el romanticismo?
 
Ya está. Lo tengo:

 ¡¡Se ha resbalado!!